La planta que vamos a presentar hoy es la Aphyllanthes monspeliensis L., una especie endémica del Mediterráneo occidental que pertenece a la familia de las asparagáceas. Su nombre científico proviene del griego "aphyllos", que significa "sin hojas", y del latín "mons pellis", que significa "monte pelado", aludiendo a su hábitat preferente.
Nombres comunes
Azulita, Junquillo falso, Junquillo azul, Jonça.
La Aphyllanthes monspeliensis es una planta perenne, con un rizoma horizontal y largo que le permite formar grandes macollas. Sus tallos son cilíndricos, estriados, lisos y sin hojas, de hasta 45 cm de longitud y 1,5 cm de grosor. Las hojas se reducen a unas vainas basales, de color purpúreo y con nervios verdes, que envuelven los tallos. Las flores son solitarias o en grupos de 2-3, situadas en el extremo de los tallos y rodeadas de 6-7 brácteas coriáceas, ovadas u oblongas. Los tépalos son seis, de color azul-violeta, rara vez blanco, con un nervio central más oscuro y el ápice truncado. Los estambres son más cortos que los tépalos y tienen anteras amarillas. El fruto es una cápsula apiculada que contiene semillas negras y tuberculadas.
La floración se produce entre febrero y junio, dependiendo de la altitud y la latitud. La polinización es entomófila, es decir, realizada por insectos. La dispersión de las semillas es anemócora, es decir, por el viento.
La Aphyllanthes monspeliensis es una planta adaptada a condiciones de sequía y suelos calcáreos. Crece en matorrales, garrigas, pastizales secos, roquedos y taludes soleados, desde el nivel del mar hasta los 1500 m de altitud. Tiene una distribución mediterránea-occidental, que abarca el sur de Francia, la península ibérica y el norte de África.
La Aphyllanthes monspeliensis tiene varios usos tradicionales en las zonas donde se encuentra. Sus tallos se han empleado para hacer escobas, cestas y sogas. Sus flores se han usado como colorante natural para teñir telas y lanas. También se le atribuyen propiedades medicinales, como diurética, antirreumática y cicatrizante. Además, es una planta comestible, cuyos tallos se pueden consumir crudos o cocidos como verdura.
La Aphyllanthes monspeliensis es una planta interesante para incorporar en jardines mediterráneos, ya que ofrece un aspecto ornamental por su floración azulada y su forma junciforme. Es una planta resistente a la sequía, al calor y al frío moderado. Requiere un suelo bien drenado y una exposición soleada. No necesita riegos frecuentes ni abonos ni podas. Es una planta adecuada para crear borduras, rocallas o cubrir taludes.
En definitiva, la Aphyllanthes monspeliensis es una planta autóctona con muchas virtudes que merece ser conocida y valorada.
