¿Conoces la tora blanca o matallops?
Es una planta de la familia de las ranunculáceas que crece en las montañas y bosques húmedos de Europa y Asia. Tiene unas flores muy llamativas de color amarillo pálido, con un tépalo superior en forma de casco que cubre parcialmente los dos laterales. Su nombre científico es Aconitum vulparia Rchb. y pertenece al género Aconitum, que agrupa unas 250 especies de plantas herbáceas perennes, todas ellas tóxicas.
La tora blanca se distingue de otras especies similares como el acónito napelo (Aconitum napellus) o el acónito antora (Aconitum anthora) por el color de sus flores y por la forma de su casco, que es mucho más alto que ancho. También se diferencia por el número de cromosomas, que es de 2n=32. Algunos autores consideran que la tora blanca es una subespecie del acónito nórdico (Aconitum lycoctonum), pero otros la reconocen como una especie independiente.
La tora blanca se encuentra en las montañas septentrionales de España, especialmente en los Pirineos, donde recibe el nombre popular de tósigo de Roncesvalles. También se puede hallar en otras zonas montañosas de Europa, como los Alpes, los Cárpatos o los Balcanes. En algunos países tiene otros nombres comunes, como acónito de flor amarilla, hierba lobuna, matalobos de flor amarilla o vedegambre blanco en castellano, escanyallops o tora pirinenca en catalán, o farkasölő sisakvirág en húngaro.
La tora blanca es una planta que puede alcanzar los 50-150 cm de altura, con tallos erectos y ramificados. Las hojas son de color verde claro, recortadas en segmentos lineares o lanceolados. Las flores se agrupan en racimos terminales, con pedicelos pubescentes. Los sépalos son petaloideos, con el superior formando un casco cónico y los dos inferiores más pequeños y exsertos. Los pétalos son dos nectarios con forma de garra y dos estaminodios lineares. Los estambres son numerosos y los carpelos son tres a cinco, soldados en el ápice. El fruto es un folículo pubescente con semillas negras.
La tora blanca es una planta muy venenosa, al igual que todas las del género Aconitum. Contiene alcaloides diterpénicos como la licaconitina, que tiene propiedades similares a la aconitina, el tóxico más potente del reino vegetal. Estas sustancias actúan sobre el sistema nervioso y el corazón, provocando síntomas como hormigueo, entumecimiento, parálisis, arritmias, hipotensión y muerte por asfixia. No existe un antídoto específico para el envenenamiento por acónito, por lo que se debe evitar el contacto con la planta y sus partes, especialmente la raíz.
La tora blanca ha sido usada desde la antigüedad con fines medicinales y mágicos, pero también como arma homicida o suicida. Los griegos la llamaban lycoctonum, que significa \"mata-lobos\", porque la usaban para envenenar las flechas con las que cazaban a estos animales. Los romanos la empleaban para eliminar a sus enemigos políticos o personales. En la Edad Media se asociaba con la brujería y el diablo, y se creía que podía provocar la licantropía o transformación en lobo. En la actualidad, su uso terapéutico está muy restringido y controlado, debido a su alta toxicidad y a la falta de evidencia científica sobre su eficacia.
La tora blanca es una planta que merece ser admirada por su belleza y respetada por su peligrosidad. Si te encuentras con ella en tus excursiones por la montaña, no la toques ni la ingieras, y mucho menos se la des a tus mascotas o a otras personas. Recuerda que es una especie protegida y que debes conservarla en su hábitat natural. Así podrás disfrutar de su espectacular floración y de su fascinante historia.
